¿Qué es Propósito & Acción?


De poco sirve tener una IDEA si no la pones en PRÁCTICA. De nada sirve marcarte un OBJETIVO si no haces el TRABAJO que lo convierte en realidad. Pero lo más importante es tener clara tu META y trazar una hoja de ruta que se ajuste a tus NECESIDADES. Precisarás ORIENTACIÓN FORMATIVA para recorrer el camino, MOTIVACIÓN que te impulse hacia adelante y ASESORAMIENTO PERSONAL para sacar lo mejor de ti mismo.

Ese es el PROPÓSITO, pasemos ahora a la ACCIÓN.



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02 octubre 2018

El sueño del opositor

El salmo a la vida de Longfellow siempre me ayudó en el camino que uno debe recorrer... 


Levantémonos pues y hagamos
con el corazón dispuesto a todo;
sin dejar de conseguir, sin dejar de perseguir,
aprendamos a trabajar y a esperar.


Soñar, desear, planear no basta. Hay que trabajar los sueños hasta que estos se conviertan en realidad, hay que presentar batalla y atreverse a desafiar a la inercia que nos mantiene inmóviles, congelados en un presente que no nos satisface. Los sueños, tan gratificantes, sueños son; la consecución es algo muy distinto. Los sueños están hechos de dulces vapores que se escapan de nuestras manos, que viven alrededor de nuestra mente, en nuestro cómodo imaginario; la consecución es asirlos para hacerlos sin más, domarlos y moldearlos de la arcilla de la que está hecha la vida de los hombres... 

Dispuesto a todo lo bueno y a todo lo malo... La consecución sólo llega cuando se renuncia a las expectativas. Los sueños hechos realidad no son tarea exclusiva del hombre, intervienen siempre otros actores... Demasiadas veces nos empeñamos en definir hasta la exactitud los colores y medidas de lo soñado, cerrando así las puertas a otros matices que no son misión nuestra aportar a la realidad naciente. Cuando uno sueña, pide un regalo a la vida, no lo exige... Ansía recibirlo pero no lo reclama, más bien lo anhela, casi lo suplica, sin dejar de ser consciente de que uno tan sólo es el regalado y no el que acomete la acción. Uno no es el que regala. Soñar es escribir la carta a los Reyes Magos y desear con todas las fuerzas del niño inocente ser escuchado.

Y mientras el niño que aún somos espera confiado a que el regalo llegue a sus manos, no se echa uno a dormir sino, todo lo contrario, mantiene una actitud activa: no deja de alimentar su sueño, no cesa de alumbrarlo, de acunarlo, acariciándolo. Y así, pasa el tiempo y no es inusual que el soñador desespere... Sobre todo cuando la consecución está ya a la vuelta de la esquina, es entonces cuando el cansancio y la desesperanza de nosotros se apodera; en realidad, la vida nos prueba. Conviene saber que todo es cuestión de tiempo, y el tiempo sirve para cimentar la fe en uno mismo y en sus sueños. Esa es la razón de ser de la espera.

Y, ¿qué es el tiempo sino la pausa necesaria para valorar lo que somos mientras llega lo nuevo? Anhelar lo soñado como si de la salvación se tratara es afirmar que la vida presente no nos merece la pena, que no hemos sido capaces de hacer más con lo ya entregado, que el presente no es digno de ser vivido, que es como una condena... Se impone una reflexión: ¿Es merecedor de más aquel que no valora lo ya dado? El sueño sólo llega a manos agradecidas, a corazones sacrificados, a espíritus conformes, pacientes y calmados. El sueño nace de la sonrisa cálida del que sabe que será escuchado.

Esto lo aprendí yo, hace años ya, quizá demasiados, cuando era un opositor asustado. Y lo veo, aún hoy, en aquellos a los que preparo. No reclaméis nada, en realidad no lo merecéis; ese es un concepto equivocado... Todo está disponible para aquel que se atreva a soñar y abonar su sueño con el duro trabajo. Trabajar es lo que lo convierte en regalo entregado. 

La vida debiera durar tres veces más de lo acordado. Alcanzar la sabiduría que hace entenderla es ardua tarea que requiere paciencia. Aún así, soñar es lo que hace que valga la pena. 

Opositores del mundo: ¡Soñad grande y trabajad duro!